Entrevista MIAC a Eva Teba, Directora Pedágogica de Educando

Entrevista MIAC a Eva Teba, Directora Pedágogica de Educando

Eva Teba: Directora del Especialista en Aprendizaje Cooperativo e Inteligencias Múltiples en la Universidad Camilo José Cela (Madrid)

1. ¿Si tuvieras que elegir un momento de tu vida profesional, con cuál te quedarías?

Ha habido varios hitos importantes en mi vida profesional: ser Directora de Calidad durante seis años en un centro privado de Madrid, dos años más Directora Pedagógica en otro centro privado en Pinto, y por supuesto mi labor investigadora y docente en la universidad, que comenzó hace ya 12 años. Compartir con cientos de estudiantes, de los que he aprendido muchas lecciones de vida….Todas estas experiencias han contribuido en gran medida a darme la visión global que tengo de la educación. Pero decididamente, el momento con el que me quedo es el día en que decidimos crear la consultora Educando con mi socio, Andrés Fuentes, en el año 2010. Sentimos que estábamos en un momento de “terremoto por el cambio educativo” y que muchos profesionales del sector necesitaban de un acompañamiento de calidad, cercano y personalizado. Como dice Mariano Fernández Anguita, con quien no puedo estar más de acuerdo, “la educación se encuentra hoy en una encrucijada” y ayudar a despejar la visión, a veces borrosa, y a tomar decisiones en pro de la innovación es una labor muy gratificante. Tras siete años de trabajo intenso, ya estamos recogiendo muchos frutos, el equipo de Educando ha crecido y el proyecto es más sólido. Sentir que estamos aportando a este cambio de época en la educación es algo mágico.

2. ¿Qué es para ti la innovación educativa?

Cualquier acción que suponga replantearse cómo adaptar el modelo educativo a las nuevas expectativas y exigencias de la sociedad del conocimiento y a los retos cada vez más complejos que debemos afrontar como seres humanos. Es la educación la que empodera a las personas que van a cambiar el mundo, parafraseando a Paulo Freire. Sé que puede parecer una respuesta laxa por excesivamente amplia. La innovación puede ir desde alinear un buen plan estratégico y operativo en un centro con la tradición de su proyecto educativo, hasta plantearse cómo un rediseño de los espacios educativos incide en un mejor aprendizaje. Innovar en educación es también integrar la tecnología como herramienta al servicio de las metodologías activas, o romper las estructuras tradicionales del currículo y las áreas para lograr una verdadera visión transdisciplinar (que no es lo mismo que la multidisciplinariedad).

La innovación educativa es, en fin, conseguir un claustro motivado y participativo en un centro o lograr un aprendiz capaz de afrontar los retos de un presente y un futuro incierto. Para resumir, se trata de cambiar de forma profunda y definitiva nuestro modo de concebir el proceso de enseñanza-aprendizaje, y buscar nuevos caminos con más sentido.

La desmotivación es el factor más tóxico de todos y el que más impide avanzar. 

3. ¿Cuál es la primera piedra que debe poner un centro educativo para innovar?

Decía Stephen R. Covey, en su libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, que hay que “pararse y afilar el hacha”. Creo que la primera piedra consiste en hacer una reflexión profunda y amplia sobre qué está sucediendo en el entorno, y aprender de otras realidades, no solo de la educativa. La observación atenta de los casos de éxito y el compartir mejores prácticas ayuda mucho. La reflexión nos ayuda además a entender mejor las necesidades que tenemos como centro, cuál es nuestra realidad y cómo podemos influir positivamente en nuestro entorno local, sin dejar de pensar en global (el famoso “Glocal”) y finalmente entender cómo nuestro proyecto reformulado servirá al tipo de perfil de aprendiz al que queremos preparar y acompañar.

Hay que reconocer con humildad nuestras debilidades, y celebrar nuestras fortalezas. Y todo ello desde un espíritu de co-creación, haciendo la reflexión extensiva a toda la comunidad educativa. Esta reflexión nos llevará a las acciones acertadas. Lamentablemente, he visto algunos centros que se “lanzan a la innovación”, a introducir tecnología sin cambiar la metodología, o a formar a sus docentes sin ideas claras y sin alinear con su proyecto educativo. En esto de la innovación docente, se están viendo constantemente modas. Y hay un peligro muy grande en ello.

4. Posibilidades y limitaciones del equipo directivo en un centro que está iniciando el cambio metodológico.

Como he dicho arriba, lo vital es contar con un equipo directivo que tenga ideas alineadas con lo que quiere toda la comunidad (o al menos, una parte importante de ese colectivo). Que sean ideas claras y realistas, y que logre comunicarlas con pasión y convencimiento. Hay que convencer, no vencer. Para ello los miembros del ED tienen que ser ejemplo ético y aplicar ellos mismos en su praxis (clases, reuniones, eventos,

organización escolar) aquella innovación que pretenden. Nunca pude entender un plan de formación al que nunca asistiera el director del centro, aunque solo fuera con el espíritu de validar el curso o al formador; o esos centros que dicen aplicar en el salón de clase el “aprendizaje cooperativo” cuando sus profesores no cooperan nunca porque no tienen horas en común para reflexionar, programar o pensar en cómo aterrizar juntos la innovación.

En cuanto a las limitaciones, todos hemos oído alguna vez aquello de “salir de la zona de confort”. Uno de los impedimentos más importantes es sin duda la falta de implicación y de compromiso de una parte de la comunidad escolar. Considero en este grupo tanto a familias y alumnos como a docentes. La desmotivación es el factor más tóxico de todos y el que más impide avanzar. Estoy convencida de que incluso con pocos recursos económicos o de infraestructuras, si hay pasión y ganas de construir en la comunidad, un equipo directivo puede afrontar casi cualquier dificultad.

No podemos llevar el peso de la clase sobre nuestros hombros, debemos ir a un modelo en el que el aprendiz sea el verdadero centro.

5. Claves para un liderazgo de éxito.

Los romanos distinguían entre dos tipos de liderazgo, el de la “Auctoritas” y el de la “Potestas”. La “Auctoritas” se basa en la legitimación social a través de la valía de la persona; su formación, su capacidad intelectual, sus actitudes y sus aptitudes. La “Potestas” se basa en el poder que se obtiene por la jerarquía, la capacidad coercitiva o la de otorgar privilegios. El éxito de un líder educativo debería estar basado en su preparación psicopedagógica, sus habilidades interpersonales y su capacidad de comunicación. Sin embargo, en ocasiones, un líder escasamente empoderado será incapaz de movilizar adecuadamente y su liderazgo no tendrá recorrido. En definitiva, debe existir un equilibrio entre los dos estilos.

6. Si estuviera en tu mano cambiar algo en la educación actual, ¿qué cambiarías?

Cambiaría, en primer lugar, la estructura tan rígida y cerrada de los currículos. El conocimiento válido se construye socialmente y conectando aprendizajes. Hasta que no cambien radicalmente la organización social y curricular de las escuelas, creo que no habrá una profunda revolución educativa. Creo que los complejos retos de nuestro mundo solo pueden responderse desde un diálogo de las disciplinas.

En segundo lugar, cambiaría la formación inicial y continua del profesorado. La universidad sigue sin responder adecuadamente a las necesidades del nuevo paradigma, y el modo de acceder a la carrera docente no es satisfactorio, aunque creo que vamos avanzando. Hay que cambiar muchas creencias en los docentes y conseguir que miren a los estudiantes con otros ojos, que disfruten aprendiendo de ellos y con ellos y que abandonen el “complejo de Atlas”. No podemos llevar el peso de la clase sobre nuestros hombros, debemos ir a un modelo en el que el aprendiz sea el verdadero centro.

Web del Especialista ACIM: www.ucjc.edu/estudio/especialista-en-aprendizaje-cooperativo-e-inteligencias-multiples

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Fuente de la noticia: http://miaceduca.es/



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