Herramientas digitales y educación durante la pandemia

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Herramientas digitales y educación durante la pandemia

Desde Educando, incluyéndome en primera persona, siempre hemos defendido la utilización de las nuevas tecnologías en el aula como una herramienta más dentro de todas las metodologías activas que empiezan a generalizarse en nuestras escuelas: aprendizaje cooperativo, aprendizaje por proyectos, aprendizaje-servicio…. Siempre pongo el mismo ejemplo: yo soy matemático de formación y, cuando estaba terminando la carrera, un profesor que llevaba más de 30 años dando clase nos lanzó esta pregunta: ¿cuál era la enseñanza final que íbamos a obtener al salir de la universidad? Muchos respondimos que nos había ayudado a fomentar el pensamiento matemático, a lo cual él respondió que habíamos llegado a la carrera con una caja vacía, que a lo largo de los años nos la habían llenado de herramientas y que, sobre todo, nos habían enseñado usarlas en cada momento. 

La implementación de las nuevas tecnologías en el aula tiene que venir en forma de una “lluvia fina”. Es un cambio muy importante en la mentalidad de nuestros docentes; la competencia digital no es fácil de adquirir…. hay muchos niveles y el conocimiento de las nuevas tecnologías es complejo. Como ya comentábamos en un post anterior este aprendizaje incluye muchas variables:

  • Tener claro qué lugar ocupan las nuevas tecnologías en la actualidad
  • Adquirir la competencia digital en todas sus áreas (la que nos marca el INTEF en el Marco Común de Competencia Digital Docente)
  • Conocer herramientas y entornos digitales educativos
  • Dominar nuevos dispositivos físicos

Todas estas dimensiones mezcladas, además, con la rapidez de la transformación tecnológica y con la cantidad de conocimientos que requiere la integración eficaz de la tecnología, como bien nos indica el modelo TPACK -algo que Javier Tourón nos describe de modo claro y magistral en este artículo.-

Y entonces,de repente, todo explota….

De un día para otro y sin capacidad de reacción, los colegios de toda España cierran y la orden de las administraciones es que las clases se tienen que impartir online, con herramientas tecnológicas que, en muchas ocasiones, los profesores nunca habían usado antes…..

Y se vuelve a abrir la brecha, que ya era bastante amplia antes de esta circunstancia que nos toca vivir. Hay centros educativos que ya están preparados para esto. Han implementado proyectos tecnológicos con un equipo para cada alumno; los profesores han recibido formación y han tenido el tiempo suficiente para implementar los conocimientos aprendidos; sus alumnos están acostumbrados a trabajar de forma digital y las familias conocen el modelo. Son los menos… son los “elegidos”. 

Pero…¿y el resto? Hay unos cuantos centros que están en pleno proceso, que tienen como línea de acción prioritaria en sus planes estratégicos la implementación de las nuevas tecnologías en el aula: La llegada de esta pandemia les ha dado la razón y les ha pillado a medio camino. Ahora mismo están inmersos en un alud de información, en un torrente de aplicaciones, en un sinfín de modelos de nuevos aprendizajes, lo que conlleva, claro, que sus docentes se agobien en un mar de dudas e intenten salir como pueden de esta situación.

En estos días, cada visita a Twitter supone un montón de informaciones de las aplicaciones que ya se usan habitualmente. Hay compañeros (BalBino Fernández, Jaume Feliú, Pablo Felip y el grupo de educadores del GEG Spain, de Xenon y sus maravillosos webinars, entre otros) que todos los días nos ayudan desde las redes sociales con trucos, con extensiones, con aplicaciones, con sugerencias…. pero jo, que incluso para alguien que se considera tecnológicamente avanzado, se está convirtiendo en un flujo informativo muy difícil de abarcar. Nos está pasando igual que con las noticias y las fake-news que están teniendo estos días un impacto no deseado en nuestro estado mental (recomiendo leer el post de nuestra directora pedagógica Eva Teba: Infodemia e Hiperconexión)

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Uno de nuestros colegios clientes, el colegio Jaime Balmes de Gran Canaria, se ha tirado a la piscina con solo 8 horas de formación (¡no tuvimos tiempo de más!). Un esfuerzo enorme de los responsables de tecnología, de los docentes recibiendo instrucciones constantemente, de formaciones online en formato exprés para intentar paliar esta situación. Al final de la pandemia tendremos que medir el impacto de este cambio y analizar con ellos qué se ha hecho y cómo para intentar mejorar de cara al futuro y estar mejor preparados si se producen, como auguran los epidemiólogos, nuestros picos en el avance del COVID-19.

¿Y los que no están tan siquiera al principio de la transformación tecnológica? ¿Cómo lo están gestionando? En muchos de estos casos la responsabilidad educativa está cayendo sobre las familias. Las tareas se envían por correo. Las plataformas educativas públicas de las comunidades autónomas, que no estaban dimensionadas para esto, se colapsan y no funcionan con la agilidad debida (o peor….ni siquiera funcionan desde el inicio del estado de alarma, como nos cuenta una compañera docente de secundaria que trabaja en Alicante). En Madrid anunciaron a bombo y platillo que habían reforzado la plataforma educativa pública sobre la marcha. He dirigido proyectos de ampliación de Hardware y comunicaciones en grandes multinacionales y desgraciadamente esto no se hace poniendo más HW y enchufando unos cuantos cables….

El panorama no está siendo excesivamente halagüeño: muchos padres haciendo de docentes (sí, porque mandar tareas por un plataforma sin la opción de una clase o una explicación de un profesor no es lo ideal, y muchos padres se ven en estos días “dando la lección a sus hijos”); progenitores que, haciendo malabarismos en los huecos que les deja el teletrabajo, hacen gestores de tareas y de correa de transmisión entre el colegio y los alumnos; bastantes profesores desbordados, intentando innovar todo lo que pueden, buscándose la vida, haciendo uso de todos los recursos que les caen en las manos, o llamando a colegas más avanzados y usando el acierto-error, sin mucho (o nada) de tiempo para la reflexión sobre qué es lo realmente importante de mantener o descartar…. ¡Qué labor tan loable pero tan difícil, sobre todo en los cursos iniciales de la primaria, donde la referencia presencial y emocional del docente es tan importante y fundamental en el desarrollo educativo de nuestros aprendices!


La escuela que necesitamos es, como decía Carlos Magro en este post, aquella que no deja a nadie atrás, una escuela comprometida en garantizar el derecho a aprender de todos. Así que en Educando no queremos olvidar a aquellas familias que no tienen los recursos suficientes para costear una línea de comunicaciones en su casa que les permita mantener esta relación con los profesores. Me acuerdo de una reunión con el director de un colegio en un pueblo de las afueras de Madrid, que cuenta con un porcentaje de inmigración marroquí muy importante. En la reunión, hace más de tres años, le proponía empezar el camino hacia la implantación tecnológica y me respondió: “en este pueblo es imposible, solo tienes que pasarte por la Casa de la Juventud todas las tardes y ver la cola de chicos que hay para conectarse a internet y poder hacer los trabajos que les pedimos en formato digital”. Una de nuestras compañeras nos contaba que sus alumnos están gastando las tarifas de datos de sus padres para poder hacer videoconferencias y acceder a sus tareas por correo electrónico. He visto proyectos en Twitter de familias que piden que otras compartan sus claves de wifi para que sus hijos puedan conectarse y hacer sus tareas.

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Quiero pensar que de esta crisis vamos a sacar aprendizajes valiosos. Tenemos que afrontar un cambio de cultura importante, con varios frentes que atender: los docentes tienen adaptar su mentalidad y pensar que la competencia digital es una herramienta muy importante en el día a día, y soltar un poco sus miedos. Algunos equipos directivos se darán cuenta que no pueden posponer más el desarrollo de un plan integral de centro, con rigor, seriedad y un adecuado plan de formación. Las administraciones tendrán que hacer fuertes inversiones en reforzar la “escuela digital” e ir poco a poco cerrando la brecha de la que hablábamos; y por último tendremos que hacer ver a los alumnos que no son tan “nativos digitales” como creían, y que subir publicaciones a instagram no es lo más útil para producir y aprender cuando las circunstancias nos exigen lo digital como único camino.  Lo que no podemos es pensar ahora mismo que estas tareas son automáticas: tendremos que reflexionar sobre lo que ha pasado durante estas semanas, extraer datos y analizarlos y tras ello, establecer un plan completo, con metas objetivas, medibles y que se puedan cumplir. Ahí estará el equipo de Educando para aportar en el “Camino para una educación con sentido”. 

Andrés Fuentes

Director General de Educando




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