Mindfulness para el bienestar en las aulas

Mindfulness para el bienestar en las aulas

En los últimos veinte años se ha ido paulatinamente extendiendo el conocimiento y la investigación de las técnicas basadas en Mindfulness. Jon Kabat- Zin es uno de los precursores en Occidente del Mindfulness,cuya práctica introduce como herramienta terapéutica en el año 1978.

 

El término Mindfulness significa prestar atención a lo que sucede en el momento presente con interés, curiosidad y aceptación. Es decir, esta herramienta se basa en el “aquí y ahora” centrándose plenamente en un objeto. Normalmente este objeto, en las técnicas de Mindfulness, suele ser o bien  la respiración, bien el cuerpo o los pensamientos/emociones.

Uno de los aspectos importantes a tener en cuenta es el “no juzgar”: es decir, se basa en la premisa de que nadie es responsable de lo que siente o piensa, aunque sí de lo que hace. Por último, este término también se relaciona con la metacognición, o lo que es lo mismo, entender y cavilar sobre el estado de la mente propia y de terceros. Por lo tanto, el objetivo del Mindfulness es calmar la mente para poder ver con  claridad. De esta forma podemos pasar de la reactividad de la mente a la responsabilidad de esta (Moñivas, García Diex, & García de Silva, 2012).

 

El ser humano, por norma, tiende a procesar la información de arriba a abajo, lo que tiene un valor adaptativo y de supervivencia, creando predicciones y haciendo que la interpretación de las distintas experiencias siempre sea igual. Es decir, no se permite la novedad e interpreta la realidad en base a patrones ya conocidos. Por otro lado, los procesos de abajo-arriba, como dice Simon (2007) amplían los matices de la experiencia, ya que se tiene acceso con más nitidez de los sentidos. El mindfulness trata de favorecer estos últimos procesos, permitiendo una mayor riqueza informativa, la flexibilidad de dar una respuesta y desconectar así lo que Davidson denominó automatismos.

 

“Es la calidad de la relación que el individuo tiene con los pensamientos y emociones lo que influencia notablemente su experiencia”. Hay situaciones que no son modificables, por lo que el objetivo debe centrarse en cambiar la percepción que se tiene de la misma. (Moñivas, García Diex, & García de Silva, 2012).

 

Algunas de las áreas en las que se aplican las técnicas de mindfulness son las siguientes: neurociencias, psicología, medicina, trabajo social, psicoterapia… Ya en los años 90 se empleaba en pacientes con dolor crónico. En la actualidad se encuentran evidencias en pacientes con trastornos de ansiedad, fibromialgia, epilepsia, hipertensión y psoriasis (León, et al., 2013). Últimamente se está poniendo especial interés en la aplicación en las aulas de esta técnica.

 

         En un estudio realizado por Carboni, en el que trata de proporcionar evidencia de la utilidad de entrenamiento de la mente en la mejora de habilidades de regulación atención en los niños pequeños, el objetivo era  investigar la relación entre el entrenamiento de la mente, los procesos cognitivos de la regulación de la atención, y el comportamiento de los niños que han sido diagnosticados con TDAH. Los resultados de los análisis revelaron que el entrenamiento mental fue efectivo en aumentar el número de conductas y actitudes positivas hacia la tarea, produciéndose cambios a nivel de la inhibición, el inicio de tareas y su supervisión. El cambio más significativo se produjo en la escala de hiperactividad. Por lo tanto, se puede decir que el entrenamiento en mindfulness produce cambios que benefician a los niños que padecen TDAH (Carboni, 2012).

 

Es por ello que consideramos el mindfulness una herramienta de aplicación muy útil para el ser humano en general y de especial utilidad con los más pequeños, ya que nos permite trabajar por un lado nuestra inteligencia emocional, nuestra capacidad de concentración y por supuesto nuestra capacidad de relajación, algo muy valioso en un momento social de sobreestimulación.

Amaia Igual Fuentes



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